Cuchillada en la oscuridad
En su cuarta aventura, Matthew Scudder reabre un caso que había investigado años antes como detective del Departamento de Policía de Nueva York.
En su cuarta aventura, Matthew Scudder reabre un caso que había investigado años antes como detective del Departamento de Policía de Nueva York.
En su cuarta aventura, Matthew Scudder reabre un caso que había investigado años antes como detective del Departamento de Policía de Nueva York. Louis Pinell, el recién aprehendido Merodeador del Picahielo, admite libremente haber matado a siete jóvenes mujeres nueve años atrás – pero jura que Bárbara Ettinger fue asesinada por algún copión. Scudder le cree. Sin embargo, la pista que podría conducir al verdadero asesino de Ettinger es torcida, oscura y peligrosa…además de estar ya más fría que el cadáver de la joven que Scudder está resuelto a vengar.
Su investigación hace entrar una nueva mujer en la vida de Scudder, la escultora Jan Keane, y el loft de ésta en Tribeca es para él un refugio prometedor. Pero Scudder acostumbra emborracharse, lo cual siempre ha sido un factor y al parecer se está convirtiendo ahora en un verdadero problema…
He aquí lo que han dicho algunas reseñas:
«Block sabe tejer una intrincada red. Y cuando alguien intenta engañar, cosa que sucede con bastante frecuencia en sus libros, se mete en problemas muy feos. Las tramas de Block son apretadas y su diálogo es realista, sin exceso de adornos. Los personajes son hombres adustos y hablan como tales.»
–Rocky Mountain News
«¡Extremadamente bien escrita! Block es un hábil cirujano, seguro y preciso.»
–The New York Times
«Cautivadora…la conclusión te deja tambaleante.»
–Publishers Weekly
«Suspense convincente.»
–Philadelphia Inquirer
«Block es muy bueno, su oído para el diálogo, su ojo para los personajes de baja ralea y su don para la narrativa rápida y fluida pueden compararse con los de Elmore Leonard.»
–Los Angeles Times
«Cuando Laurence Block entra en ese estilo de su protagonista Matt Scudder, la ficción de crimen se acerca tanto a la literatura que muchas veces no existe ni un grado de diferencia.»
–Philadelphia Inquirer